Nacio El Salvador del mundo en Belen
NACIÓ EL SALVADOR DEL MUNDO EN BELÉN
Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel. Mateo 2:6
El versículo de Mateo 2:6 nos recuerda el cumplimiento de la profecía de Miqueas 5:2, donde se menciona a Belén como la cuna del Salvador, Jesucristo. Aunque pequeña y aparentemente insignificante, Dios la escogió para un propósito grandioso: ser el lugar donde nacería el Rey de reyes. Esto nos enseña que no importa cuán pequeño o invisible nos sintamos, Dios puede usarnos para algo extraordinario.
Había una vez un niño llamado Samuel que vivía en un pueblo olvidado por muchos. Su escuela era pequeña, y sus compañeros a menudo se burlaban de él porque no era el más fuerte ni el más rápido. Sin embargo, Samuel tenía un corazón lleno de fe. Un día, su maestra les pidió que dibujaran un proyecto sobre “el lugar más especial en la Tierra”. Mientras otros dibujaron ciudades famosas, Samuel dibujó su pequeño pueblo y escribió: “Aquí puedo ver a Dios trabajando”.
Su dibujo fue tan conmovedor que la maestra lo mostró a toda la comunidad, y desde entonces, las personas comenzaron a valorar las bendiciones que siempre habían pasado desapercibidas.
Así como Belén fue escogida para traer al Salvador al mundo, Dios puede usar cualquier lugar, cualquier persona y cualquier circunstancia para cumplir Su plan. No se trata de ser grande a los ojos del mundo, sino de ser dispuesto y fiel a los ojos de Dios.
El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada persona
Jesús es modelo de humildad y de hecho es considerado el rey de los humildes, por eso, quienes le siguen, deben ser fieles a esta concepción. Tanto la dedicación a Dios como el amor al prójimo son pilares de nuestra fe cristiana.
Para pensar.
Una persona humilde es capaz de demostrar modestia y deja de lado el yo para preocuparse por los demás. Una persona humilde no es egoísta ni egocéntrica, no se centra en su propia persona y sus logros ni busca destacarse ante los demás. De esta manera su accionar es objetivo y no se deja llevar por un simple sentimiento.
¿Te has preguntado como eres tu?
Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel. Mateo 2:6
El versículo de Mateo 2:6 nos recuerda el cumplimiento de la profecía de Miqueas 5:2, donde se menciona a Belén como la cuna del Salvador, Jesucristo. Aunque pequeña y aparentemente insignificante, Dios la escogió para un propósito grandioso: ser el lugar donde nacería el Rey de reyes. Esto nos enseña que no importa cuán pequeño o invisible nos sintamos, Dios puede usarnos para algo extraordinario.
Había una vez un niño llamado Samuel que vivía en un pueblo olvidado por muchos. Su escuela era pequeña, y sus compañeros a menudo se burlaban de él porque no era el más fuerte ni el más rápido. Sin embargo, Samuel tenía un corazón lleno de fe. Un día, su maestra les pidió que dibujaran un proyecto sobre “el lugar más especial en la Tierra”. Mientras otros dibujaron ciudades famosas, Samuel dibujó su pequeño pueblo y escribió: “Aquí puedo ver a Dios trabajando”.
Su dibujo fue tan conmovedor que la maestra lo mostró a toda la comunidad, y desde entonces, las personas comenzaron a valorar las bendiciones que siempre habían pasado desapercibidas.
Así como Belén fue escogida para traer al Salvador al mundo, Dios puede usar cualquier lugar, cualquier persona y cualquier circunstancia para cumplir Su plan. No se trata de ser grande a los ojos del mundo, sino de ser dispuesto y fiel a los ojos de Dios.
El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada persona
Jesús es modelo de humildad y de hecho es considerado el rey de los humildes, por eso, quienes le siguen, deben ser fieles a esta concepción. Tanto la dedicación a Dios como el amor al prójimo son pilares de nuestra fe cristiana.
Para pensar.
Una persona humilde es capaz de demostrar modestia y deja de lado el yo para preocuparse por los demás. Una persona humilde no es egoísta ni egocéntrica, no se centra en su propia persona y sus logros ni busca destacarse ante los demás. De esta manera su accionar es objetivo y no se deja llevar por un simple sentimiento.
¿Te has preguntado como eres tu?
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