No permita que el diablo se lo robe

No permita que el diablo se lo robe

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. […] Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. MATEO 25:14; 24–25



Jesús con frecuencia les dio a las personas ilustraciones que contenían lecciones de vida que se podían aplicar a situaciones comunes en las que casi cualquiera se puede encontrar en un momento dado.

La Parábola de los Talentos es una ilustración de estas. Un talento era un tipo de moneda que se utilizaba en la época de Jesús. Se dice que un talento valía más de mil dólares. Esta parábola en particular describe a una persona que le dio cierta cantidad de dinero a tres de sus siervos con la instrucción de invertirlo.

Encuentro dos puntos interesantes en esta historia.
  • Primero, el señor de la tierra distribuyó el dinero conforme a la capacidad de cada persona. No trató de cargar a sus obreros con más de lo que eran capaces de manejar. Los dos hombres a los que les dio más dinero invirtieron sabiamente y duplicaron sus inversiones.Al regreso del señor, fueron hechos socios plenos en el negocio.
  • Lo segundo que me di cuenta fue que los dos con la mayor capacidad lo utilizaron sabiamente y fueron ricamente recompensados. El tercer hombre—el que tenía la menor capacidad—falló.

Piense en esto. Dios no le pidió al tercer hombre que invirtiera cinco talentos o incluso tres. Él sabía que este hombre no era capaz de manejar una tarea así. Le dio al tercer siervo la menor cantidad de responsabilidad, y aun así ese hombre falló. Lo peor fue que trató de justificar su fracaso ¡culpando al amo! Pero también dijo algo más; y este es el secreto para entender esta historia: “Tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra” (vea v. 25).
No perdió el dinero; pero no hizo nada con él. Y el amo respondió: “Siervo malo y negligente” (v. 26). El espíritu de temor había hecho que el hombre no hiciera nada.

Volteemos esto. El dueño le dijo: “Debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses” (v. 27).

Supongamos que el hombre hubiera ido al banco y hubiera invertido como sugirió el señor. Nunca hubiera obtenido tanta ganancia como los otros dos. Y eso hubiera estado bien, porque todo lo que el señor le estaba pidiendo que hiciera era lo que pudiera, lo que era razonablemente esperado de él.

Esa es una manera en que el diablo nos entrampa. Nos lleva a compararnos con otros y a ver cuánto dinero o cuántos talentos tienen. O nos dice que a los demás se les han dado más oportunidades que las que nosotros tendremos. Pero Dios no nos pide que hagamos lo que alguien más hace. Nos pide que usemos los dones y las habilidades que nos ha dado.

Verdaderamente creo que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Una vida llena de vitalidad en fe y obediencia a la Palabra de Dios hace que su plan se despliegue ante nuestros ojos. Aferrarnos a lo poco que tenemos con temor no nos permitirá cumplir con el plan de Dios. De hecho, este tipo de mentalidad le permite al diablo mentirnos y llevarnos a renunciar a nuestros sueños y al plan de Dios para nuestras vidas.

El temor por sí solo brinda las características del siervo malo y negligente. Cuando escuchamos al diablo, pronto creemos que no podemos hacer nada. Nos convencerá de que todo lo que intentemos hacer fracasará. Si escuchamos a Dios, escucharemos las palabras del Señor: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (v. 21).

Lo importante no es cuánto logremos, lo que marca la diferencia es ser fiel a la capacidad que Dios nos ha dado.

Oremos
Amoroso y cuidadoso Padre, no sé a cuál de esos tres hombres me parezco más en términos de mi capacidad. Pero te pido que me hagas fiel para cumplir tu plan para mi vida. En el nombre de tu Hijo, Jesús, te agradezco por ayudarme. Gracias, Señor, por ayudarme a evitar que el enemigo me robe lo poco o lo mucho que me has dado. Amén.


1 Comment


Natalie - November 17th, 2025 at 11:35am

Amén y amén Dios ha sido fiel y nunca llega tarde. Gracias a el todo aquello que soñamos, con esfuerzo y amor lonpodemos lograr.

nBendiciones Iglesia. Son una bendición para mi.vida! ?❣️