Mentes Positivas
Mentes pasivas
No le den oportunidad al diablo. EFESIOS 4:27, DHH
Posiblemente la mejor manera de interpretar estas palabras del apóstol Pablo es decirlo de esta manera: No le den oportunidad al diablo.
Hay muchas maneras en las que de hecho le damos al diablo una abertura para que se abalance sobre nosotros.
Una de esas maneras tiene que ver con ser pasivos.
Ser pasivo es lo opuesto a ser activo. Este puede ser un problema peligroso porque significa que usted no está en guardia, que no está de pie activamente, que no está alerta. Uno de los trucos más engañadores del diablo es hacer que usted no haga nada y que se sienta satisfecho por ello.
He encontrado una amplia variedad de definiciones para la palabra pasivo, pero yo la describo como una carencia de sentimientos, carencia de deseos, apatía, negligencia y tibieza.
Esto es a lo que se refería Juan cuando le escribió a la iglesia de Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!” (Apocalipsis 3:15).
Esto me recuerda de algo que alguien me dijo hace años.
—He sido un buen cristiano hoy—dijo—. No he lastimado a nadie ni he hecho daño alguno.
En un momento de inspiración le dije:—Pero, ¿has hecho algún bien para alguien?
Se me quedó mirando varios segundos antes de decirme:—Creo que nunca lo había visto de esa manera. Estaba tan preocupado por no hacer nada mal, que nunca pensé en hacer algo bueno.
Ese es uno de los trucos que el diablo hace en nuestra mente. Todo lo que necesitamos es leer la Biblia para descubrir lo que dice Dios.
Pablo le escribió a Timoteo: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:6–7).
Pablo le dijo a este joven discípulo que se sacudiera y que hiciera algo; lo cual es bueno que nosotros también lo consideremos. Pablo nos instó a empezar a movernos y a comenzar a usar los dones que Dios nos ha dado.
El diablo sabe que la inactividad, la pereza o el fracaso para ejercitar nuestra voluntad para hacer el bien nos puede llevar a la derrota máxima.
Siempre y cuando nos movamos en contra del diablo, podemos ganar la batalla. Cuando no hacemos nada nos convertimos en su objetivo principal. Es cuando somos movidos a la acción, estamos apasionado por nuestra fe y tenemos celo por seguir a Dios que destruimos la influencia del diablo.
Pedro le escribió a los creyentes perseguidos de su época: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8–9a).
Enfatizo esto porque veo a muchos creyentes que no se sienten apasionados por nada, así que no hacen nada. Asisten a los servicios de adoración y alaban al Señor si sienten ganas de hacerlo.
Leen su Biblia si tienen la energía y el tiempo de hacerlo. Pero si no sienten ganas de hacer algo, simplemente no lo hacen.
Necesitamos movernos a nosotros mismos en la misma manera en que Pablo instó a Timoteo.
Permítame alentarlo a que usted se mueva a sí mismo. Actívese. Usted no quiere darle oportunidad al diablo por medio de no hacer nada. Si usted hace el esfuerzo de alabar a Dios y leer la Biblia, le dará al Señor la oportunidad de bendecirlo. Si usted no hace el esfuerzo, está invitando al enemigo a su vida. ¡Comience a moverse! Empiece hoy.
Oremos
Dios, te pido que me ayudes a avivarme a mí mismo, especialmente en esos días en los que no me siento apasionado. Ayúdame a recordar que este es un acto de la voluntad que tú honras. En el nombre de Jesús, ayúdame a mantenerme vigilante y activo; y que eso signifique ser victorioso también. Amén.
No le den oportunidad al diablo. EFESIOS 4:27, DHH
Posiblemente la mejor manera de interpretar estas palabras del apóstol Pablo es decirlo de esta manera: No le den oportunidad al diablo.
Hay muchas maneras en las que de hecho le damos al diablo una abertura para que se abalance sobre nosotros.
Una de esas maneras tiene que ver con ser pasivos.
Ser pasivo es lo opuesto a ser activo. Este puede ser un problema peligroso porque significa que usted no está en guardia, que no está de pie activamente, que no está alerta. Uno de los trucos más engañadores del diablo es hacer que usted no haga nada y que se sienta satisfecho por ello.
He encontrado una amplia variedad de definiciones para la palabra pasivo, pero yo la describo como una carencia de sentimientos, carencia de deseos, apatía, negligencia y tibieza.
Esto es a lo que se refería Juan cuando le escribió a la iglesia de Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!” (Apocalipsis 3:15).
Esto me recuerda de algo que alguien me dijo hace años.
—He sido un buen cristiano hoy—dijo—. No he lastimado a nadie ni he hecho daño alguno.
En un momento de inspiración le dije:—Pero, ¿has hecho algún bien para alguien?
Se me quedó mirando varios segundos antes de decirme:—Creo que nunca lo había visto de esa manera. Estaba tan preocupado por no hacer nada mal, que nunca pensé en hacer algo bueno.
Ese es uno de los trucos que el diablo hace en nuestra mente. Todo lo que necesitamos es leer la Biblia para descubrir lo que dice Dios.
Pablo le escribió a Timoteo: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:6–7).
Pablo le dijo a este joven discípulo que se sacudiera y que hiciera algo; lo cual es bueno que nosotros también lo consideremos. Pablo nos instó a empezar a movernos y a comenzar a usar los dones que Dios nos ha dado.
El diablo sabe que la inactividad, la pereza o el fracaso para ejercitar nuestra voluntad para hacer el bien nos puede llevar a la derrota máxima.
Siempre y cuando nos movamos en contra del diablo, podemos ganar la batalla. Cuando no hacemos nada nos convertimos en su objetivo principal. Es cuando somos movidos a la acción, estamos apasionado por nuestra fe y tenemos celo por seguir a Dios que destruimos la influencia del diablo.
Pedro le escribió a los creyentes perseguidos de su época: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8–9a).
Enfatizo esto porque veo a muchos creyentes que no se sienten apasionados por nada, así que no hacen nada. Asisten a los servicios de adoración y alaban al Señor si sienten ganas de hacerlo.
Leen su Biblia si tienen la energía y el tiempo de hacerlo. Pero si no sienten ganas de hacer algo, simplemente no lo hacen.
Necesitamos movernos a nosotros mismos en la misma manera en que Pablo instó a Timoteo.
Permítame alentarlo a que usted se mueva a sí mismo. Actívese. Usted no quiere darle oportunidad al diablo por medio de no hacer nada. Si usted hace el esfuerzo de alabar a Dios y leer la Biblia, le dará al Señor la oportunidad de bendecirlo. Si usted no hace el esfuerzo, está invitando al enemigo a su vida. ¡Comience a moverse! Empiece hoy.
Oremos
Dios, te pido que me ayudes a avivarme a mí mismo, especialmente en esos días en los que no me siento apasionado. Ayúdame a recordar que este es un acto de la voluntad que tú honras. En el nombre de Jesús, ayúdame a mantenerme vigilante y activo; y que eso signifique ser victorioso también. Amén.

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